Con Enrique Morente, el flamenco pierde una de sus mayores voces. Su Andoulousie natal, la España a la que siempre volvían sus raíces, llevan un luto que comparten todos los incondicionales de esta música de fuego.
Urbi et orbi, era un príncipe del flamenco, un músico lleno de ideales feroces, que elevó este género a un rango de tecnicismo y expresión ejemplares. Le debemos haber adaptado al flamenco grandes obras de la poesía española, en las que obtenía su inspiración, su respiración incluso de cantante, su aliento.
Expreso mi cordial apoyo a su familia y en particular a su hija Estrella Morente, que sigue haciendo cantar y bailar el flamenco muy alto en nuestros corazones.