Aprendo con profunda tristeza la desaparición de Jean-Dominique de la Rochefoucauld. Con él, el cine pierde un guionista y un director tan brillante por su prolijidad como por su profunda sutileza. Se debe a su gusto apasionado por la historia y la literatura, una disposición que le viene directamente de su ilustre ascendencia, número de películas maravillosamente documentadas sobre «La toma del poder por Luis XIV» y «Richelieu ou la journée des dupes», «Blaise Pascal» y «Agustín de Hipona».

Era también un hombre de imagen, muy preocupado por su época y por el exigente mensaje de realizadores como Maurice Failevic o Roberto Rossellini del que era uno de los autores fetiches. Su espíritu de honda y su alegre saber, seguirán siendo durante mucho tiempo la marca de un cierto cine y de una cierta televisión, queridos a nuestros corazones.

Expreso mi apoyo a su esposa, la productora Michèle Podroznik, así como a sus dos hijas, Sophie y Cécile de la Rochefoucauld.