Homenaje de Frédéric Mitterrand, ministro de Cultura y Comunicación, a Cora Vaucaire
«Tres pequeñas notas de música/ Doblaron tienda/ En el hueco del recuerdo»: Cora Vaucaire nos dejó.
Nacida en 1918, la intérprete de la inolvidable ritournelle de la película de Henri Colpi, Una ausencia tan larga, era la heredera de Frehel y de las canciones de barricadas, de Piaf y de las melodías de la calle, la amiga de Barbara, la última representante de una época de la canción francesa que desaparece con ella.
Marsellesa de nacimiento, que se convirtió en la encarnación de la parisina, alegre y elegante, la que también se llamaba la Dama blanca de Saint-Germain-des-Prés había cantado Léo Ferré, Louis Aragon, Guillaume Apollinaire, Hojas Muertas de Jacques Prévert y el Tiempo de las Cerezas. Serge Gainsbourg había escrito para ella.
Los que lo vieron actuar en el escenario de North Food, aún en 1999, recuerdan a una mujer con una poesía deslumbrante e intacta. Su desaparición levanta «una cruel cortina de escena/ Sobre mil y una penas/ Que no quieren morir».