Homenaje de Frédéric Mitterrand, ministro de Cultura y Comunicación, a Claude Lévi-Strauss
Con Claude Lévi-Strauss, es uno de los últimos gigantes de la epopeya
estructuralista que nos ha dejado. Su obra de explorador y pionero
ejercer una influencia determinante en el conjunto de las ciencias humanas y
sociales en todo el mundo y, más aún, ha revolucionado nuestra visión del
mundo.
Claude Lévi-Strauss fue primero un gran científico, un minucioso
etnólogo de campo, especialmente en el Amazonas, un inventor que forjó
antropología estructural y diseñado un nuevo enfoque de los mitos. Pero
sobre este saber enciclopédico había sabido fundar un humanismo para cada uno.
Con Tristes Tropiques (1955), el relato de sus expediciones llevado por un estilo
de auténtico escritor y una aguda y vibrante conciencia de la complejidad
de las culturas, dio a ver, por primera vez a un gran público, el
mundo fascinante de los primeros pueblos.
Como heredero de Montaigne y de las Luces, Leví-Strauss llevó más lejos la
tradición del viaje filosófico, esta escuela de la decencia de la mirada y
de la apertura al Otro, y desarrollado, como un nuevo Rousseau, una
interrogación inquieta y generosa sobre el valor de nuestra civilización.
Este maestro de un nuevo humanismo había sabido arraigar su trabajo en
instituciones emblemáticas como la Escuela Práctica de los Altos Estudios donde fue
Director de Estudios, Laboratorio de Antropología Social del Colegio de
Francia, un prestigioso establecimiento en el que pudo transmitir su
pasión y su método durante casi un cuarto de siglo, entre 1959 y
1982, en el seno de L'Homme, revista francesa de antropología que fundó
con Benveniste en 1961 y en la Academia francesa donde fue el primero
etnólogo.
Raza e Historia, El Pensamiento Salvaje, La Vendimia y el Cocido, la imponente tetralogía
mitológicos o, más recientemente, sus ensayos estéticos: no es
una obra de Claude Lévi-Strauss que no haya marcado un momento de la
conciencia del siglo XX.
Claude Lévi-Strauss hizo algo mejor que dejarnos los tesoros de su
erudición, nos enseñó una nueva gramática de la mirada y nos
aprendido a «mirar, escuchar, ver» de otra manera.
Este sabio más que centenario seguirá siendo una referencia y un modelo para
cada uno de nosotros.