Jenny Alpha acaba de dejarnos, era una de las figuras más atractivas de la cultura criolla.

Dejando alrededor de veinte años su Martinica natal para instalarse en París,
pensó que iba a ser maestra. Por suerte, para el nuestro y para el
no resistió mucho tiempo su pasión por la escena. Ella
será actriz, también cantante. Se cruzará en su camino con grandes
nombres del Jazz y del music-hall, Duke Ellington pero también Josephine
Baker.
Después de la última guerra, había dedicado toda su energía, todo su
talento para la defensa y el reconocimiento de la cultura criolla, así
incluso Aimé Césaire y Léopold Sédar Senghor se hacían las
cantores de la negritud.
Jenny Alpha habrá sido así antes de la hora una muy bella figura de este
diversidad que hace la riqueza de Francia, una Francia que ha servido
también con gran valentía comprometiéndose en la Resistencia.
En 2008, con noventa y ocho años, registró un nuevo
disco, «La serenata del lirio del valle». Era una mujer de un encanto
irresistible, de una inalterable juventud que nos habrá encantado hasta
su último aliento.