Homenaje de Frédéric Mitterrand, ministro de Cultura y Comunicación a Jean-Marc Cochereau

Estoy profundamente conmovido por la repentina desaparición y
prematura de Jean-Marc Cochereau, uno de nuestros directores más
dinámicos y más queridos del público. Las circunstancias de esta
desaparición, en plena sesión de ensayo de concierto, hacen más
conmovedor y cruel aún su partida, en la plenitud de su arte y de
su fama internacional.
Pienso en sus queridos músicos de la orquesta sinfónica de Orleans, que
han vivido con él sus últimos momentos, como una familia profundamente
amorosa y triste. Pienso en sus compañeros, en la comunidad musical toda
entera que llora uno de los suyos: el hijo del gran organista Pedro
Cochereau, que había elegido casarse con la hermosa carrera de director de orquesta.
Hoy, esta carrera se detiene, pero este músico tan carismático y
sigue siendo generoso, como el ejemplo mismo de una vocación llevada a su plenitud
de amor y fragilidad.
Para él, sus músicos actuarán bajo la dirección de tres jefes de la región,
los tres conciertos Beethoven para los que se preparaban juntos. Su
último, valiente, gracias a su Maestro.