Erigido en teatro «privilegiado» bajo Luis XV, al lado de la Ópera de París y del Teatro francés, unido a la Ópera de París por la Ley de 14 de enero de 1939 por la que se instituye la Reunión de los teatros líricos nacionales, que pasó a ser autónoma y administrada en forma asociativa tras la apertura de la sala de la Ópera de la Bastilla, el teatro nacional de la Ópera Cómica recupera el estatuto de organismo público el 1 de enero de 2005 (Decreto Nº 1-1232 de 20 de noviembre de 2004). A diferencia de la Ópera de París, no está dotado de fuerzas musicales permanentes, pero gestiona la sala Favart, lugar de la creación de las mayores obras francesas del repertorio lírico internacional, de Carmen a Pelléas y Mélisande. Su repertorio abarca desde música barroca hasta música contemporánea.