Concepto vinculado al Frente Popular, con una primera Casa de la Cultura fundada en 1935 en París por Paul Vaillant-Couturier y Louis Aragon para poner el arte al servicio del pueblo, las Casas de la Cultura son la invención fundadora del ministerio Malraux, anonimizada en el festival de Cannes de 1959. Como escribe Pierre Moinot en 1961, «la Casa de la Cultura tiene por misión ofrecer a cada uno, quienquiera que sea, dondequiera que esté, la tentación de la cultura; está allí para organizar un encuentro... De este encuentro puede nacer una familiaridad, un choque, una pasión, otra manera para cada uno de ver su propia condición. Las obras de la cultura, siendo, por esencia, el bien de todos, y nuestro espejo, es importante que cada uno pueda medir su riqueza y contemplarse en ella». Lugares destacados de la escena teatral, son también lugares de difusión de las artes plásticas, de la música y del cine. Si la ambición de André Malraux es dotar a cada departamento de una Casa de la Cultura, solo ocho se abrirán efectivamente antes de su salida en 1969: Le Havre, inaugurada el 24 de junio de 1961, luego Caen, Bourges, París (Théâtre de l'Est Parisien), Amiens, Grenoble, Rennes y Saint-SaintEtienne. Otros nueve se abrieron entre 1969 y 1991, fecha de su transformación en escenas nacionales, lo que indica su fracaso en lo que respecta a las disciplinas distintas del espectáculo.